- Por nota del 30 de enero, el Gobernador aprueba la elección anual. Dicho mandatario por carta del 2 (22 ) de febrero responde al recurso entablado por el Procurador General sobre el vecindario de Los Arroyos que presta servicios en la jurisdicción de Buenos Aires. Declara que impartió orden para que queden al mando del Maestre de Campo José de Venegas, y que en caso de necesidad, ambas fuerzas se auxilien. En cuanto a los 50 hombres que Pedro de Acevedo debió remitir para la expedición del Teniente de Gobernador, ha dispuesto la incorporación de los mismos. Se resuelve despachar comisión a Miguel de Avalos y Mendoza, “vecino de Los Arroyos, que tiene su residencia en el Saladillo inmediato a la Capilla de Nuestra Señora del Rosario”, para que administre justicia a los “vagamundos y ladrones cuatreros” e impida la extracción de ganado, sebo y grasa para las ciudades vecinas. En razón de que “de las vecindades de Santiago y Córdoba” llegan y salen de esta jurisdicción con el propósito, aparente o real de comerciar, y roban hacienda apartándose del camino real, dicho “Juez comisionado” los obligará a seguir esa vía y registrará sus cargas y ganados. Igual comisión se librará a José Antonio Salazar para vigilar las fianzas de cueros.
- El Teniente de Gobernador hace saber que había ordenado al Maestre de Campo del Partido de Los Arroyos, José de Venegas, estuviera en Santa Fe el 17 del corriente, con las 4 compañías de vecinos milicianos, para marchar en a expedición para los pueblos guaraníes rebelados, de acuerdo con el bando que el Gobernador hizo publicar en la ciudad. Informa que dicho jefe, por carta del 30 de diciembre, le participó “que se excusa aquellas gente de su carga” de marchar a las Misiones se ofrecen para el castigo de los pampas y abipones. Ante esta “sublevación”, requiere al Cabildo interponer sus oficios para lograr la incorporación de esa tropa a las fuerzas de Santa Fe, según lo ordena el Gobernador bajo pena de 6 años de destierro en Montevideo, “a la piedra”, haciéndoles ver que se les acudirá con todos los víveres, y, siendo necesario, se “les dará de socorro algún dinero”. El cuerpo resuelve exhortar por medio del Procurador General y del Alcalde de la Hermandad J. B. Barrenechea, a los oficiales y soldados a concurrir con sus armas y caballos, para mantener “la lealtad y amor” con que los antepasados participaron en los desalojos de la Colonia del Sacramento. Confirma la oferta de que se atenderá su “bienestar” y se los socorrerá con algún dinero, a tomar de la Caja de Arbitrios, señalando que en caso de mantener la desobediencia, además del destierro, se procederá al embargo de sus bienes.
- Por nota del 13 del corriente, el Gobernador responde a la que el cuerpo le cursó el 3, con testimonio del acuerdo de ese día, en que se dispuso requerir a las milicias de Los Arroyos, a cargo del Maestre de Campo José Venegas, marchar a la expedición. Requiere al cuerpo arbitrar todas las medidas para concretar la incorporación de dichas tropas. El Alcalde 1º presenta las diligencias hechas en aquel partido por el Procurador General, y el Alcalde de la Hermandad por las que consta “el poco fruto que produjo la referida exhortación”, pues únicamente la obedecieron los oficiales, excepto el Capitán Domingo Barrios y su compañía y el Alférez Pedro Moreyra y su caso de escuadra. Para resolver “con la dicha reflexión y atención”, se suspende determinar la materia. María Teresa de Umeres, esposa de Gabriel de Quiroga, solicita mediante petición que el cuerpo certifique que las porciones de trigo que su marido ha traído, en diversas ocasiones, fueron destinadas al abasto de la ciudad. La necesita para ocurrir ante el Gobernador por habérsele encargado, en el arroyo que llaman de Ramallo, más de 100 fanegas adquiridas en Buenos Aires. El cuerpo accede, en atención a ser verídica su relación, y a la necesidad que hay de trigo en la ciudad por haberse perdido casi toda la cosecha.
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