- El Teniente de Gobernador, Cnel. Mayor Eustaquio Díaz Vélez convocó al Muy Noble Ilustre Ayuntamiento, al Cura y Vicario, a los Prelados de las tres religiones y varios de los principales y distinguidos vecinos y les comunicó “que por unos documentos originales que tiene”, sabe que el Jefe de los Orientales ha mandado a su hermano Manuel a unirse con los indios fronterizos para atacar a las tropas del estado de las Provincias Unidas radicadas en la ciudad y considerando que las fuerzas con que cuenta resultaban insuficientes para hacerles frente, decidió retirarse con ellas a Buenos Aires “a fin de no exponer a este Pueblo a los desastres consiguientes de una guerra”. Delegó el Gobierno Político y Militar y la Subdelegación de Hacienda en el Cabildo, comunicó que dejaba a 82 Blandengues con su armamento, municiones y dos piezas de artillería con sus pertrechos y pidió oír el parecer de todos y cada uno de los presentes. Se acordó con el Tte. de Gdor. que era la solución más adecuada y se le pidió dejara más armas de las que tienen los Blandengues a lo que respondió que las armas que llevarían las tropas eran las únicas que tenía cada soldado, que no podía disponer de ellas y que sólo podía dejar unas pocas sueltas que entregaría a los capitulares. Se comisionó a Juan Manuel de Soto para que reciba bajo inventario: armamento, pertrechos y municiones que quedan.
- Se dispone suplicar al Teniente Coronel Ramón Fernández, que, con las tropas a su mando, regrese a la Banda Oriental, suspendiendo la marcha al oeste, por convenir así en las presentes circunstancias y demás razones que deben exponérsele. El mismo tiempo, se le solicitará dejar en la ciudad el obús, ornamentos, municiones y demás pertrechos que, de su orden, se extrajeron de este parque. De todo se dará cuenta, a la mayor brevedad, al General de las Provincias Orientales.