- El Alcalde 1º informa que por haber expirado el quinquenio del arrendamiento de las canchas, dispuso el pertinente remate, habiéndosele hecho solo una postura, la de Francisco Bracamonte, por $ 140. En razón de redituar menos que el anterior, que fue de $ 46 anuales, procedió a suspender el remate. En razón de haberse practicado las diligencias pertinentes y solo se hizo una postura, atribuible “a la inopia de esta ciudad por falta de comercio”, se resuelve adjudicar el remate de Bracamonte, siempre que pague $ 30 anuales. El Alcalde 1º presenta la cuanta de $ 33 y 3 reales que gastó en construir el corral del norte, que se aprueba, y los 30 reales que percibió Diego Zapedo en los días que lo administró. Mediante petición, José Jacinto Recavarren reitere que luego de haber comprado 140 C. de cebo y 140 de grasa para conducir a San Juan, se prohibió la saca de este efecto. En razón de tener pagado el arriero y los quebrantos que ha padecido, solicita se le permita su extracción. El cuerpo accede sin que la mediada constituya un ejemplar. Por petición Juan Francisco de Larrechea refiere que entre su chacra y el terreno que lo vendieron los herederos de Juan José de Lacoizqueta, se hallan 2 cuerdas y 50 varas que el Alférez Real Francisco Moreira Calderón dejó a 3 indios de su encomienda. Como no ha podido obtener noticias de los herederos, solicita licencia para cercar dicho terreno, con calidad de pagarlo cuando aparezcan los dueños. Se accede.
Obs. : “Por haberse volcado el tintero” sobre el f. 85 v, el texto se trasladó al f. 86.
- Por oficio del 4 del corriente, el Escribano de Cámara Facundo de Prieto y Pulido, remite un testimonio de la orden de la Real Audiencia, referida al tratamiento que debe darse a los Ministros de Estado. El cuerpo la obedece y dispone su publicación en la forma acostumbrada.
- El Virrey, Marques de Loreto, por oficio del 26 de agosto, informa que el Rey, en virtud de los artículos 4 y 8 de la Real Cédula del 5 de diciembre de 1783, ordena que se entiendan nulos los testimonios que hicieron los jesuitas expulsados, guardar el orden de sucesión, observar las reglas sobre los abintestatos y entregar los bienes íntegros a los herederos, con la precisa obligación de emplear el quinto “en beneficio de las almas de sus causantes” para todo lo cuál se tendrá en cuenta la ley 10, título 4, libro 5 de la Recopilación de Indias. El cuerpo lo obedece y ordena su publicación en la forma acostumbrada.
- Francisco de Paula Sauz, por oficio del 23 de agosto, remite testimonio de la Real Orden que dispone que la superintendencia de Hacienda de todo el Virreynato queda al mando del Virrey. Se difiere cursarle a éste la enhorabuena y luminarias por 3 noches a partir del 21 del corriente.
- Los diputados que fueron a Buenos Aires a saludar al nuevo Virrey informa que los asuntos que se les encomendaron quedaron en la siguiente forma: 1º) El expediente sobre igualdad de los derechos de la yerba está en poder del Administrador de la Aduana, para su informe; 2º) El referido a los límites con Corrientes, se trasladó a dicha ciudad, por dictamen del Fiscal; 3º) El del medio real por cada cuero y cabeza de ganado con destino a propios, se halla en la Real Audiencia, después de haber sido informado por la Contaduría y Junta Superior de Propios, Fiscal y Juez de Providencia. 4º) El de asignar 20 pulperías a la ciudad y sus derechos a los propios, los Oficiales Reales la remiten para su informe, a los Ministros de Real Hacienda, de esta ciudad. 5º) Por no haberse hallado el expediente sobre recaudación de Arbitrios en Buenos Aires, se requirió, bajo juramente, a Miguel Jerónimo Garmendia noticias sobre su paradero y 6º) que los $ 300 que se le entregaron, quedaron en poder de Juan Antonio Lezica para sufragar los trámites de estos asuntos, no habiendo invertido nada “en sus personas”. El cuerpo les agradece su actuación y los ahorros. Ante la información de dichos diputados de no haber sustituido el poder de Antonio Barrenechea, se resuelve que ello se verifique. El Alcalde 1º manifiesta que el Regidor decano, le informó de la intimación de la Junta General de Diezmos del título de Sub. – Delegados de ella, en Quirce e Pujato, para que, con inhibición de los juzgados ordinarios, procediese al cobro de los capitales y réditos del noveno y medio del Hospital y los remitentes a la Caja de Clavería de la Mesa Décima de Buenos Aires, en oposición a las órdenes dadas por el Virrey anterior el 18 de febrero y 18 de junio de 1794 para que se depositasen en las Arcas Reales de Santa Fe. Señala que la providencia se dispuso ante una consulta de Pujato, para que éste pueda apoderarse de dichos caudales. Expresa que el Contador General de Diezmos, en el informe pertinente, agravia al Cabildo, y le concede a Pujato amplias facultades, sin exigirle fianzas, y se persuade de su buen cumplimiento, siendo la verdad que éste, “hace tiempo que trata de constituirse en cuando de esta república para usar de su genial dominante, y eximirse de las fatigas militares”. Señala que su aspiración al mando se puso en evidencia hace 3 o 4 años cuando pretendió rematar el oficio del Alférez Real, pretendiendo que éste se hiciera contra las leyes y que se ha “halagado” con la Mayordomía de la Iglesia Matriz, obtenida sin anuencia del Cabildo. Manifiesta que el Contador General, en su informe, calumnia injusta la conducta del cuerpo en manejo del noveno y medio, cuando aseguró sus caudales, con fincas y bienes raíces que valían 4 veces mas que en la actualidad, no siendo de su culpa la triste situación que padece la ciudad desde que se le despejó del puerto preciso. Bien se conoce, agrega, que dicho Contador, hace pocos años que arribó a este reino, y que solo ha andado la ciudad de Buenos Aires, ignorando que cuando Santa Fe fue capital de la provincia aquella era un presidio “reducida a unos ranchos de paja”. Señala que está engañado respecto de la seguridad que puede ofrecer Pujato en su cometido, pues “es comerciante quebrado en el giro de España”, de eleva si tiene parte en la tienda que maneja Francisco Andreu y Colobrán, en esta ciudad, y la quinta que posee, adquirida a los herederos de Pedro Bárbara Gaviola está gravada en mayor cantidad que la de su compra. Hace cargo a Pujato de no haber noticiado al cuerpo, tal como se le manda, sobre su comisión. Propone informar al Virrey, con testimonio de su exposición, y solicita haga revocar la condición de que esos caudales se remitan a Buenos Aires, haciéndolos depositar en Santa Fe, hasta su aplicación. El Alcalde 2º adhiere a esta exposición y sugiere solicitar que se exija a Pujato la fianza pertinente. El Alguacil Mayor expresa que desea evitar toda disputa, pero difiere su parecer, para exponer luego con detenimiento por constarle lo contrario de varios puntos que toca el Alcalde 1º. Admite que los referidos caudales se depositen en Santa Fe. El Regidor decano se conforma con los pareceres de los Alcaldes Ordinarios. El cuerpo resuelve elevar al Virrey la instancia propuesta. Francisco Antonio Candioti, expresa que como Alcalde 1º, Sargento de Milicias y Juez de Comercio de esta ciudad, “su patria”, no puede desentenderse del “extraño escandaloso suceso” acaecido durante el remate de los cuatropeas de los Arroyos, Coronda y Paraná. Participa que el Virrey le ordenó, el 16 de noviembre último, hiciese personaría de las Reducciones de Indios de esta frontera, a fin de obtener el remate de dichos ramos para con esos productos mantener las estancias con que sustentan dichos indígenas, por no ser suficientes los recursos existentes para mantener los 4 pueblos y el nuevo titulado Jesús Nazareno. Luego de reseñar la difícil situación que atravesó la ciudad, hasta la llegada del Comandante de Armas, Prudencio María de Gastañaduy, que la ha puesto en paz y sosiego, informa que en el remate de la cuatropea de Coronda, la insistente puja del Dr. Juan Luis Aguirre y Tejado, vecino de Córdoba provocó que su postura superara la del año anterior. Añade que, en las de los Arroyos y Paraná, por las repujas del Capitán de Milicias José de la Palma, y Quirce Pujato, respectivamente, se produjeron situaciones semejantes. Con lo cual tuvo que rematar los 3 en cantidades elevadas, y que superan las de la anterior subasta, no obstante haber hecho conocer, bajo protesta a orden que tenía del Virrey, y los propósitos de la misma. Propone que a la de la Palma, patrició, y a Quirce Pujato, “vecino intruso”, se le prive de obtener oficios públicos, por entorpecer y frustrar “las piadosas y sabias ideas de la superioridad”. El Alcalde 2º propone informar al Virrey y solicitarle la aplicación de las medidas que crea pertinentes. El Alguacil Mayor considera que el cuerpo carece de facultades para sancionar a los mencionados, máxime cuando no han sido oídos en causa y difiere su parecer. El Regidor Roldán se conforma con el parecer del Alcalde 2º, y no hace lugar a la postergación del asunto propuesto por el Alguacil Mayor, por haberse en ordenanzas que no rigen para Santa Fe. Se resuelve informa al Virrey con testimonio de las presentes exposiciones.
- Fernando Rodríguez Valdivieso reasume como Alcalde 1°. Mediante un oficio, María Manso, esposa del Alférez Real (José Teodoro de Larramendi), previene que se halla con orden de su marido para que Martín de Ezpeleta pasee el Real Estandarte la víspera y día del Patrón San Jerónimo. El cuerpo lo admite, y dispone oficiar al Comandante de Armas para el auxilio de tropas para dicha función y publicar el bando acostumbrado. Por escrito, Cayetano Torres, como apoderado de los herederos de Pedro José de Acevedo (Acebedo) para la venta de una suerte de tierra que poseen en Coronda, solicita se nombre de piloto a Vicente Lecuna, por haberle manifestado el de la ciudad hallarse ocupado, y de Juez de Alcalde de la Hermandad de dicho partido. El Alguacil Mayor hace presente que es regalía privativa de su empleo que todas las diligencias de mensura y posesión, dentro de la ciudad, deben verificar él o su Teniente. El Cabildo resuelve designar a este como Juez, y a José Puyol como piloto agrimensor, por el ser el nombrado por el cuerpo, salvo que haga expresa renuncia de la comisión.
- El Virrey, por oficio del 18 de abril, con respuesta al pedido de auxilio de tropas que formuló el Juez de Alcázar, hace saber que las Milicias de Hernandarias están sujetas al Regimiento de Uruguay, a quien debe recurrir, y cuyo Comandante ha ordenado se la suministre. El Procurador Síndico hace presente que se hallen a la venta “este Convento en que se celebran los acuerdos capitulares”, y el Almacén que sirve de Cárcel. A su pedido, se resuelve dar cuenta al Virrey de que la ciudad se quedará sin Cabildo y Cárcel, y solicita una determinación sobre el impuesto de medio real por cada cuero y cabeza de ganado que se extraiga de la jurisdicción, para ser destinado a la construcción de las casas capitulares. El Alférez Real manifiesta que uno de los expedientes que promovió cuando fue de diputado a saludar al actual Virrey es el de límites con Corrientes, en el que se ordenó al Teniente de Gobernador nueva mensura, hallándose ahora en consulta sobre el fondo con que se han de pagar los salarios. Informa que, “por casualidad”, halló en el Archivo de Temporalidades una mensura hecha por los Jesuitas en 1683, de mas de 20 leguas que compraron o tomaron en cambio a los herederos de Hernandarias, y que de la mensura moderna de los terrenos de la casa de Vara y del Alférez Real, se conoce que desde la línea de esta ciudad hasta el río Corrientes al norte, apenas habrá 45 leguas. A su propuesta, el Cabildo resuelve solicitar autorización al Subdelegado de la Real Hacienda, para que del Archivo de Temporalidades se saque copia de dichas mensuras. El Regidor Agustín Pérez se hace cargo del turno de Fiel Ejecutor. Ante los respectivos pedidos, se conceden las siguientes mercedes: a Martín Maldonado un sitio que se halla sobre la calle de la Matriz al norte, “en los muros”, y linda por el fondo, al Este con Petrona Gómez, y a José Reyes una cuadra en cuadro para chacra, sita junto a la laguna de la Totoras, cerca de la casa de la pólvora.